BATALLA DE EYLAU ( 7-8 feberero de 1807 )
BELIGERANTES
Imperio Ruso
Reino de prusia
comandante de las tropas aliadas : General Bennigsen
Imperio francés
Comandante del ejército francés: Napoleón I
BATALLA
Eylau fue la primera prueba seria para la Grande Armée, la cual había demolido literalmente en las dos campañas anteriores los ejércitos de las grandes potencias europeas en la Batalla de Austerlitz (Austria y Rusia , diciembre de 1805) y en la Batalla de Jena-Auerstädt (Prusia, octubre de 1806).
Preludio de la batalla
Con el ejército prusiano reducido a un puñado de fugitivos tras Jena y Auerstädt, Napoleón ocupó las mayores ciudades alemanas y marchó hacia el este en persecución de las restantes fuerzas que aún se le oponían: los rusos bajo el mando del frágil mariscal de 75 años Mikhail Kamensky. Kamenski no era partidario de presentar batalla y se fue retirando, dejando entrar al ejército francés en Polonia sin casi resistencia. Tras una serie de poco concluyentes encuentros, las tropas de Napoleón se establecieron en cuarteles de invierno en Polonia para recuperarse tras una victoriosa pero agotadora campaña.
En enero de 1807, las fuerzas rusas ahora bajo el mando del General Benigssen, trataron de sorprender al primer cuerpo del ejército francés comandado por el Mariscal Bernadotte. Con su ingenio acostumbrado, Napoleón volvió la situación en su propia ventaja, ordenando a Bernadotte retirarse ante las fuerzas de Benigssen, y maniobrando en secreto con el grueso del ejército para cortar la retirada rusa. Los planes franceses cayeron en manos rusas, aunque finalmente Benigssen sólo pudo retirarse de nuevo evitando la trampa.
A principios de febrero, los dos ejércitos se encontraban de nuevo próximos, y los rusos se desplazaron a la bahía cercana a Eylau. Durante la persecución, tal vez influenciado por el endemoniado estado de las carreteras polacas, el salvaje clima invernal y la relativa facilidad con la que sus fuerzas habían acabado con Prusia, Napoleón permitió a su ejército una mayor dispersión de la acostumbrada. En contraste, las tropas de Benigssen se encontraban mucho más concentradas.
Primer día
La infantería del Mariscal Soult y la caballería del Mariscal Murat fueron las primeras formaciones francesas en llegar a Eylau, sobre las 14:00 del día 7. Durante la tarde fueron reforzados por la infantería del Mariscal Augereau y por la Guardia Imperial, alcanzando la cifra de 45.000 soldados en total. Benigssen tenía 67.000 tropas rusas con 460 cañones ya preparados (cuando los franceses únicamente contaban con 200). Los rusos esperaban ser reforzados por el destacamento prusiano de Lestocq, con 9.000 hombres, y los franceses esperaban los refuerzos del Mariscal Davout, con el tercero de infantería (victorioso en la Batalla de Auerstädt, pero que ahora sólo contaba con 15.000 hombres), y las fuerzas del Mariscal Ney, con 14.000 infantes, que seguían a los prusianos. El primero de infantería de Bernadotte se encontraba demasiado alejado para tomar parte en la batalla.
La batalla comenzó cuando las fuerzas francesas avanzaron para ocupar la localidad de Eylau. En este punto, lo historiadores acreditados difieren sobre los motivos. Napoleón dijo posteriormente que se hizo a orden suya. El avance tenía el doble objetivo de contener a las fuerzas rusas para prevenir una nueva retirada, y proveer a la tropa de un refugio contra el terrible frío. Otras evidencias sugieren sin embargo que el avance no fue planeado, sino que ocurrió por una indisciplinada escaramuza que los mariscales Soult y Murat no habían podido detener. De acuerdo con el capitán Marbot, una fuente no del todo fiable, el Emperador dijo al Mariscal Augereau que no le agradaría un combate nocturno, y que quería esperar hasta la mañana para poder contar con las fuerzas de Davout que llegaban por el flanco derecho y con las de Ney por el izquierdo, y que el terreno elevado frente a Eylau era una posición buena y defendible donde esperar los refuerzos.
Cualquiera que fuera la causa de la lucha el primer día, rápidamente se extendió en un largo y amargo enfrentamiento que continuó hasta bien avanzada la noche y que tuvo como resultado 4.000 bajas por cada bando antes de que Benigssen ordenara a las fuerzas rusas retirarse un corto trecho. A pesar de la posesión del pueblo, la mayoría de los franceses pasaron la noche a campo abierto, al igual que los rusos. Ambos bandos estaban sin alimentos: los rusos debido a su habitual desorganización, y los franceses debido a problemas con las carreteras, el tiempo y el agolpamiento de tropas que corrían hacia la batalla.
Segundo día
Con el amanecer llegaron las primeras luces, aunque poco calor y casi nada de visibilidad: las densas nubes de tormenta continuaron durante todo el día. Las fuerzas enemigas ocupaban dos crestas paralelas, y poco después de las 8:00 iniciaron el duelo de artillería, donde los franceses, pese a contar con menos de la mitad de piezas que sus oponentes, tuvieron la mejor parte debido sobre todo a la mayor dispersión de sus tropas. Sin fuerzas para desarrollar un plan mejor, Napoleón ordenó el segundo día a la infantería que lucharan en un ataque frontal dirigido por Soult y apoyado por tanta artillería como pudieran reunir. Seguro de que sería costoso, lo había calculado para ralentizar el ataque ruso hasta que la infantería de Davout tuviera tiempo de llegar por la derecha.
En respuesta, Benigssen lanzó un gran ataque sobre el flanco izquierdo francés, que pronto obligó a las sobrepasadas fuerzas de Soult a retroceder, y una serie de acciones de la caballería contra la vanguardia de Davout, que comenzaban a llegar muy por la derecha. Con la derrota ya a la vista, Napoleón no tenía otro recurso que emplear la mayoría de sus fuerzas de reserva, el séptimo de infantería de Augereau, uniéndole la división de San Hilario y arrojándolos sobre el flanco izquierdo ruso con la intención de permitir a Davout el despliegue y reducir la presión sobre el flanco opuesto.
Augereau se encontraba muy enfermo, y tuvo que ser ayudado a subir a su caballo. Puede que por ello empleara una compleja formación que pronto se vio irremisiblemente perdida en la nieve. El séptimo cuerpo viró y avanzó hacia el centro del ejército ruso, llegando bajo el fuego de la cegadora artillería francesa, y encontrándose directamente enfrente de las masivas baterías rusas con 70 cañones. Mientras tanto, la división de San Hilario avanzando en la dirección apropiada, no consiguió tener mucho efecto.
Las tropas de Augereau fueron prácticamente barridas. Benigssen consiguió la completa ventaja del combate, cayendo sobre la división de Saint-Hilaire con más caballería y conduciendo a su infantería de reserva al ataque del devastado centro francés. Augereau y los tres o cuatrocientos supervivientes volvieron a Eylau, donde fueron atacados por casi 5.000 infantes rusos. En un momento dado, el mismo Napoleón, usando la torre de la iglesia como puesto de mando, estuvo a punto de ser capturado, pero los miembros de su equipo personal sostuvieron a los rusos el tiempo justo para que las brigadas de la Guardia Imperial llegaran a socorrerlos.
Con el centro casi roto, Napoleón recurrió a una jugada desesperada, ordenando una carga frontal por Murat y sus 11.000 efectivos de caballería de reserva, asistidos por la Guardia Imperial, el último cuerpo ileso que quedaba de las tropas francesas.
Murat
Así se inició una de las más grandes cargas de caballería jamás recordadas. Los escuadrones de Murat barrieron a la infantería rusa alrededor de Eylau, y luego se dividieron en dos alas. Una cargó contra el flanco de la caballería rusa que atacaba a la división de San Hilario, y la otra sobre la infantería rusa en el área donde las tropas de Augereau se habían hecho fuertes. No contentos con estos dos fuertes vendavales, la caballería se reagrupó y cargó derecha contra el centro ruso, volvió a reagruparse, girar y atacar de nuevo, cargando contra los cañoneros que habían destruido al séptimo cuerpo, antes de retirarse bajo la protección de la caballería de la Guardia Imperial. Murat perdió 1.500 soldados de caballería bien entrenados, pero aliviaron la presión sobre Augereau, Saint-Hilaire y Soult, y evitaron la victoria rusa el tiempo suficiente para permitir a Davout tomar parte en la batalla.
Nunca antes la caballería francesa había tenido tanta relevancia. En parte, esto se debió a que, por primera vez, los hombres de Murat iban montados sobre los mejores caballos de Europa, recientemente requisados tras el saqueo de la conquista de Prusia.
Las tropas de Davout se encontraban ahora en posición para empezar a aplicar una fuerte presión sobre el ala derecha rusa. A pesar del importante desgarro en el centro de las filas rusas, Napoleón declinó continuar tras las cargas de Murat con un avance de la Guardia. Un movimiento como éste podría haberle dado la victoria en la batalla, pero Napoleón estaba bien prevenido sobre los 9.000 prusianos que, bajo el mando de Lestocq, se encontraban aún sin entrar en combate, y sabiamente, decidió retener a la Guardia como reserva. Durante la tarde, Soult, Augereau y Murat trataban de mantener las posiciones mientras Davout, asistido por la Saint-Hilaire, doblegaban una y otra vez a los rusos y les hacían retroceder. A las 15:30, parecía que la cohesión del ejército ruso estaba a punto de romperse.
Refuerzo de las tropas prusianas de Lestocq
Por razones no explicadas, el Emperador fracasó al querer avisar al Mariscal Ney la noche anterior, y sólo envió un mensajero a las 8:00 del día 8. Aunque a corta distancia de la batalla, la densa nieve había atenuado el sonido de los cañonazos, y Ney estaba completamente desinformado de lo que sucedía hasta que el mensajero llegó sobre las 14:00. La división de elite de Ney llegó al campo de batalla sobre las 19:00, e inmediatamente se lanzó sobre el ala derecha de las fuerzas rusas. El amargo combate continuó hasta las 22:00, momento en que ambos bandos se retiraron poco a poco.
Resultado
Se dejó al Mariscal Ney resumir el combate. Cabalgando sobre los campos de Eylau a la mañana siguiente, Ney diría: «Quel massacre! Et sans resultat».
En Eylau se produjo la mayor carga de caballería de la historia realizada por el mariscal Murat
Murat realizando la carga que pasó a los anales de la historia
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